Yo también creía que si paraba, todo se vendría abajo. Que si me elegía, decepcionaría a los demás. Hasta que el cuerpo me obligó a parar… Una parálisis facial y un dolor punzante en la cabeza me obligaron a hacer lo que nunca me había permitido: parar. En ese momento empecé a mirarme hacia adentro. Y descubrí que la paz no estaba en hacer más, sino en aprender a elegirme sin culpa.

Soy psicóloga sanitaria (col. CV-16469), formada en salud, intervención clínica y especializada en ansiedad, estrés, autoestima y gestión emocional. Pero más allá de los títulos, soy una mujer que también aprendió a dejar de exigirse, a soltar el perfeccionismo y a reconectar consigo misma.

Hoy acompaño a mujeres como tú, que están cansadas de ser fuertes todo el tiempo y complacer a todo el mundo, y que desean reconectar con ellas mismas y priorizarse sin culpa para recuperar su centro, su calma y su voz.